¿QUÉ ES LA PARÁLISIS CEREBRAL?

La parálisis cerebral es el término que se usa para describir las alteraciones en las funciones o estructuras cerebrales encargadas de controlar y coordinar los músculos, el movimiento y la postura. Se habla de parálisis cerebral solo cuando esta lesión neurológica se ha producido durante el desarrollo fetal, en el parto o en los primeros años de la vida de un bebé, es decir, cuando el sistema nervioso está en desarrollo. También es importante indicar que la parálisis cerebral no es una enfermedad (el daño cerebral no es progresivo) sino la consecuencia de una lesión.

El resultado más inmediato de la parálisis cerebral es que, aun contando con huesos, músculos y nervios sanos, la persona no tiene capacidad para controlar completamente los movimientos de su cuerpo y la coordinación de sus músculos. Por ello, los cambios funcionales que provoca la parálisis cerebral condicionan frecuentemente actividades motrices básicas para las personas tales como mantenerse de pié, caminar, manipular objetos, hablar, deglutir, etc.

No se puede hablar, sin embargo, de patrones idénticos porque las dificultades psicomotoras pueden presentarse en cada persona de forma distinta, en diferentes grados y afectando a diferentes partes del cuerpo.

Es frecuente que, además de las estructuras cerebrales motoras, la lesión cerebral haya afectado a otras funciones o estructuras cerebrales, por lo se pueden encontrar, añadidas, otras alteraciones ya sean sensoriales, perceptivas, de lenguaje o cognitivas y también epilepsia.

En general podemos indicar que, bajo el término parálisis cerebral se engloba a personas con realidades funcionales muy diferentes, que solo comparten cierto grado de alteración en el control motor. Hay personas en las que la lesión apenas interfiere con el desarrollo de sus actividades mientras que otras requieren apoyo para las actividades más básicas de la vida diaria. Por ello, el diagnóstico de parálisis cerebral no debe convertirse en una etiqueta pues no implica un pronóstico determinado sobre su desarrollo y no debe ser utilizado para limitar las oportunidades y/o los derechos de la persona. El término se emplea fundamentalmente por su valor práctico para agrupar a personas con ciertas características comunes y definir aspectos relacionados con los servicios que se les presta.